Abuela Aya - acrílico sobre tela, tamaño 36 x 48.

Pintura, obra de Hector Alvarez del espiritu de la Madre Tierra,
la Pacha Mama, Mama Cuna, Mariri Mariri.
Hija del Sol y la Luna, Sacerdotiza de la Vida.
http://www.guaribo.com


domingo, 7 de septiembre de 2008

Leyendas del bosque del Caribe El Cuarzo Gigante

























Leyendas del Bosque del Caribe


El Cuarzo Gigante



Cuentan los ancianos que los primeros pobladores del Caribe encontraron una isla donde había un gran bosque de mágica belleza. Se decía que en el se hallaba la puerta a un mundo espiritual, donde la materia y la energía rompían las leyes del mundo común.


En este bosque se encontraba una enorme roca de cristalinos destellos, tan antigua como la Madre Tierra, El Corazón Del Bosque. Esta piedra era un cuarzo gigantesco que contenía la sabiduría ancestral del planeta y su energía podía transportar al ser humano al místico mundo de los espíritus que los indios llamaban el Coabey.



Se dice que muchos han tratado de hallar este portal y no han podido. También se dice que los que han podido se han perdido para siempre en este mundo misterioso. Pocos han logrado regresar para narra una experiencia que va mas halla de lo razonable, el viaje al Coabey, el mito, la leyenda, la realidad.



Cuando se esta bajo el hechizo de los reflejos de este cuarzo todo su entorno se ilumina con luz viva que forma resplandores de encajes que cambian al ritmo de una vibración que se vuelve música. Todo lo que esta luz toca se vuelve uno con ella, plantas, árboles, piedras, seres, se convierten en la existencia misma y en ese instante se sabe todo. Solo hay un requisito para este fenómeno ocurra y es ser digno, si no se es se sufren alucinaciones que pueden llevar a un hombre al infierno de su propia imaginación. A la naturaleza le han dado muchos nombres através de los tiempos, Gaia, Gaya, Pacha Mama, Gea, se le llama a la Madre Tierra, la Mariri, es el espíritu que regula la biosfera, la vida sobre la tierra.


Para que el ser humano pueda resistir sus encantos debe despojarse de todo su ego y ser tan real como la propia existencia, así aprenderá pero podrá regresar si es su deseo al mundo de los mortales. Esta experiencia resulta adictiva, asta el punto de querer quedarse en ese mundo, trabajando con el viento entre los árboles, bailando en los arroyos con el agua de los manantiales y las plantas del bosque. Su música es como la de las ninfas que te seduce en un ensueño de dulzura que detiene el tiempo.




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